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  • Foto del escritorSantiago Usuga

¿La promiscuidad es el problema?

Actualizado: 21 ago 2023


En los últimos tres meses han sido asesinados seis miembros de la población LGBTIQ en Medellín: Osvaldo Botero, de 45 años; David López, de 31; Gustavo Arango, de 52; Sahmir González, de 38; Juan Daniel Bedoya, de 30; y Hernán Macías, de 28. Los hombres fueron hallados sin vida en sus domicilios o en hoteles de la ciudad. Existe una sistematicidad en los casos; puesto que, como afirmó el secretario de seguridad, José Gerardo Acevedo, es posible que los asesinos hayan usado una aplicación de citas para contactar a sus víctimas: Grindr. Como suele suceder en casos de violencia, se juzga a quien la sufre como culpable de lo que le acontece, cuando la discriminación y el odio a lo diverso no se deben justificar, y menos cuando llevan a la pérdida de una vida, el dolor de una familia y el temor de una comunidad.


Las apps de citas suponen riesgos, independientemente de la orientación sexual o la identidad de género de quien las utilice. En 2020, Check Point Research, líder en ciberseguridad a nivel mundial, planteó 5 de estos peligros: la sextorsión, el robo de datos, la estafa, la suplantación de identidad y el robo de cuenta; pero hay más. Después de que se expusieran los homicidios sistemáticos, varios usuarios en las redes sociales han manifestado que han sido víctimas de hurtos, secuestros y atentados. Además, coinciden en que dos hombres son los supuestos perpetradores de estos hechos.


Un usuario de Twitter (@visajosx), que aparece identificado con el nombre de Álex, expuso que fue víctima de ellos. La información salió luego de que se filtraran las imágenes de una cámara de seguridad. "Estas dos personas fueron las que me robaron el celular. Me metieron a un carro a la fuerza y me dijeron que si no cooperaba me desaparecían. Después me tiraron del mismo diciendo que eso me pasaba por marica", asegura. Además, expone que interpuso la denuncia ante la Fiscalía, más no mencionó si ha recibido respuesta. Mientras tanto, más hombres coinciden con la experiencia de Álex y realizan sus denuncias públicas en la red social.


Aunque se desconoce si estos dos hombres son las responsables de los seis asesinatos, la comunidad gay de Medellín encuentra en ellos una amenaza y, al parecer, sus delitos continúan en la impunidad. Por otra parte, gracias al debate que se ha generado, los mismos afectados encontraron que uno de los dos se identifica como Reinel Jesús Santos y dice ser de Santa Marta. Adicionalmente, manifestaron que para realizar las actividades delictivas los hombres utilizan un Renault Clio.


En esta vía, usuarios en la red, bajo discursos que promueven la homofobia y la discriminación, argumentan que los asesinatos se han dado por "la promiscuidad" de las víctimas; pero, la realidad es que estos se sitúan en un contexto que, por un lado, ha dejado desprotegida estructuralmente a la comunidad, y, por el otro, está basado en una cultura que sistemáticamente no ha aprendido a vivir con la diferencia. No se desconoce, incluso dentro de la misma población diversa, que hay una tendencia mayor a sexualizar el uso de apps como Grindr con el fin de obtener encuentros sexuales, como lo plantea la especialista en Psicología en Diversidad Sexual y de Género Naiara Martínez. Sin embargo, lo anterior no debe ser utilizado para justificar los asesinatos; debido a que "el lenguaje de los derechos humanos ha permitido legitimar la noción de derechos sexuales y el reconocimiento del valor de la sexualidad para la realización personal, independientemente de los fines reproductivos; la libre disposición del cuerpo constituye ya un derecho inalienable", expresa la doctora en historia Karina Felliti.


Lo que pasa en Medellín no es culpa de los gais, es un reflejo de una sociedad heteronormativa que es indiferente ante la marginalización de la diversidad. Según la Defensoría del Pueblo, entre 2020 y los primeros cinco meses de 2021 fueron asesinadas 98 personas que pertecían a la comunidad LGBTIQ. Muchos, a diferencia de los seis casos de este año, no se derivaron de un posible encuentro pactado en apps de citas; sino de la incapacidad para reconocer al otro en la expresión de su libertad sexual.


Lo sistemático no es solo los asesinatos de este año, lo sistemático es también la violencia que vive la comunidad, no solo física, sino también simbólica, psicológica y discursiva. Por tal motivo, lo que sucede hoy no es algo que se solucione con que los gais asuman una precaución al momento de acudir a una cita, lo cual también es necesario; sino con una atención oportuna por parte de las instituciones (que en estos casos solo se pronunciaron públicamente y convocaron a Consejo de Seguridad extraordinario cuando el Voluntariado Diverso, en un comunicado, exigió esclarecimiento y protección). Se necesita, además, pedagogía acerca de la libertad sexual, la igualdad y la no discriminación; exigencia a las aplicaciones implicadas para que promuevan un espacio seguro; y sanciones para quienes, al obrar desde la clandestinidad, facilitan que estas situaciones se sigan presentando (hoteles, moteles y residencias). Para una comunidad que ha tenido que reprimir su expresión a causa del odio, tener que cohibirse sexualmente es una revictimización que no se debe permitir.



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